viernes, 27 de julio de 2007

BARCA MALLORQUINA


En Mallorca el mar es de un azul desafiante, y esta barquichuela se ha sentado sobre la mar para reposar. Es una barquita, sin muchas pretensiones. Pero no está a la deriva. Sabe anclarse a sí misma. Sabe darse su tiempo. Sabe esperar.
Se ha alejado del puerto quizá para que no la molesten. No es barca de adentrarse en demasía. Lo de ella es estar siempre cerca, pues no es barco para desafiar a los oleajes. Cuando llegue el pescador y tome el remo y la anime un poquito para alejarse de la orilla, obedecerá. Son barcas humildes, obedientes, siempre esperando el momento. Son barquichuelas para poca pesca, solo la necesaria. Son barcas domésticas, construidas por uno mismo.
Y tal como se la ve, quieta y callada, esperando, uno la siente ufana. Hay otros barcos que se hacen a la mar para presumir de su entereza. Esta barquita no. Esta barquita sabe que es de pocos pasos mar adentro, sólo los suficientes para que el pescador pueda faenar lo estrictamente necesario. Barca mallorquita sobre mar en reposo.

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