miércoles, 18 de julio de 2007

ATARDECER EN MONSUL


Monsul aquel atardecer se vistió de meditación, que es algo así como desvestirse de hojarasca. Los atardeceres son colores que van desvistiéndose para cubrirse de profundidad y meditación. Los atardeceres te hablan en silencio. Los atardeceres son claustros conventuales al aire libre, construidos por Dios en el gran templo de la naturaleza, para que los feligreses de la pintura nos sumamos, sagradamente, en las interioridades. Los atardeceres son preguntas y respuestas que solamente los pinceles sagrados, como éste, se atreven a formular. Este es un atardecer en Monsul apto para la oración, la meditación o el amor, que siempre viene siendo lo mismo. Este es un atardecer sin estridencias. Las olas no están dormidas sino sumidad en su misticismo. El sol va arropándolas según cae, como un mantel sobre el altar, como una túnica sagrada. Solamente esa planta silvestre se atreve a lucir su escueta frondosidad con el contraluz de la claridad. Un atardecer en Mosul descubierto por un pincel místico, en pleno arrebato.

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