viernes, 1 de junio de 2007

NÉNUFARES

La belleza del cuadro de los nenúfares nos traslada al frescor, la transparencia, el gozo de contemplar cómo la naturaleza se traslada a ese lienzo que el pintor ha querido regalarnos, en el que sin darse cuenta traslada su mundo, su vivencia, sus sentimientos, su dulzura, característica netamente plasmada en el cuadro
Flotan los nenúfares sobre el agua remansada para que sobre ella se transparente. De las transparencia azulosa del agua se empuja la flor, esa flor de Loto siempre a punto de ser original.
Los nenúfares son flores acuosas, son acuarelas reposando en el espejo de sí mismas. Los nenúfares son flores de navegación tranquila, de permanencia estancada. No son, como otras, flores para floreros; disponen de su florero natural, de su jarrón líquido en el que se nutren. Los nenúfares son flores de agua que en el agua se mecen.

BODEGON CERAMICO

Las jarras sobre el mantel conservan, para los pinceles, los colores de la tierra, que son los colores austeros y húmedos. Una jarra, aunque esté caida, es para estar llena; puede ser de vino, también de leche; puede ser bebida para niños o para adultos. Para los pintores, las jarras son colores sobre un mantel de puntilla, bordado vaya uno a saber por qué manos, o pensando en qué. El pincel muestra un bodegón, que algunos académicos han bautizado como naturaleza muerta, pero que es la más viva de todas las naturalezas pictóricas.

FLORERO

Flores leyendo al libro. Libro inspirando a las flores. Sobre el mantel libro y flores. Puede que técnicamente lo llamen naturaleza, pero nunca muerta. Se trata de un bodegón intelectual, espiritual y místico. El libro está a la espera de contarle a las flores su historia. Las flores están a la espera de escuchar. En cualquier momento aparecerá una mano y abrirá. Y la historia escrita, que no estaba dormida, menos muerta, se alzará para contarnos su gracia.
Azul, rojo y verde son colores para muchas historias. La que guarda este libro rendrá que ir siendo recreada por la mirada de quien se posa en este bodegón. Se me antoja que es una historia meditativa. Quizá una biografía olvidada. Quizá un misterio no descubierto. Posiblemente unas memorias secretas. Vaya uno a saber qué ha dejado encerrado el pincel entre las páginas de ese libro en reposo, aguardando a la imaginación de cada quien. Tengo ganas de abrirlo y reescribir en él mi personal historia para que luego la pinte el pincel de Juan.